LÓGICA Y ESENCIA DEL PROBLEMA ELÉCTRICO

Ceder bienes eléctricos a precios desventajosos para el Estado y muy favorables para los privados, explica la crisis del equivocado modelo adoptado, en cuya convalidación tienen responsabilidad todos los políticos costeños, aunque algunos hoy se rasguen hipócritamente las vestiduras. Sobre todo los del Atlántico. Lo importante es que esta lucha regional no se convierta en una guerra infinita. El gobierno nacional y los gobiernos locales y departamentales deben buscar una solución definitiva para permitirle a la Costa remontar en competitividad, productividad y creación de empleo.

En el tema de las altas tarifas eléctricas que tiene a la Costa entre la depresión y la ansiedad hay una lógica y una esencia.

En esta colisión entran en antagonismo dos pretensiones irreconciliables. La de Air-e y Afinia que solo buscan el lucro y la de los usuarios residenciales, industriales y comerciales que aspiran a precios que no afecten los ingresos de los primeros y la competitividad de los segundos.

La esencia del asunto es que el Estado  – desde la liquidación de las electrificadoras públicas departamentales y la entrega  del servicio a agentes privados – decidió neoliberalmente afianzar la lógica de la acumulación capitalista de las empresas que asumieron la comercialización en el mercado regional. La misma lógica impera en la generación, transporte y distribución de la energía.

Fue un error cachaco ceder el servicio eléctrico de la Costa a manos privadas en condiciones monopólicas, sin contrato de concesión, sin un manejo transparente de los subsidios, y sin que las inversiones del Estado se tradujeran en crecimiento accionario en las empresas usufructuarias.

Para el capitalismo cazador de rentas públicas debería estar prohibido o limitado el control de servicios estratégicos como la energía, el agua, el aseo y el transporte, y cuando se le permita participar debería quedar accionariamente subordinado.

La lógica del lucro capitalista es válida y está respetada en la Constitución y las leyes, pero debe aplicar a las actividades económicas distintas a los servicios públicos que sustentan la calidad de vida ciudadana y la producción económica.

Ceder bienes eléctricos a precios  desventajosos para el Estado y muy favorables para los privados, explica la crisis del  equivocado modelo adoptado, en cuya convalidación tienen responsabilidad todos los políticos costeños, aunque algunos hoy se rasguen hipócritamente las vestiduras. Sobre todo los del Atlántico.
Lo importante es que esta lucha regional no se convierta en una guerra infinita. El gobierno nacional y los gobiernos locales y departamentales deben buscar una solución definitiva para permitirle a la Costa remontar en competitividad, productividad y creación de empleo.

La Costa necesita generación eléctrica propia con base en las fuentes solar y eólica, y cercana a nuestros centros urbanos. Las elevadas tarifas de Air-e y Afinia no son la causa del problema: ¡son el efecto de un diseño errado! Y la movilización institucional, gremial y social que se ha desatado exige un inaplazable cambio.

La historia eléctrica regional cambiará con un modelo donde el sector público sea el que lidere y responda. Y eso no es estatismo. Ni marxismo trasnochado. Es simplemente que hay sectores que el Estado jamás puede dejar en poder del lucro capitalista para que los ciudadanos no terminen engullidos en las fauces de la acumulación. Alrededor de esto se requiere un gran acuerdo ideológico.

@HoracioBrieva

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here