Hay una frase sabia que dice: “El que expone, se expone”, y eso aplica para quienes escribimos columnas de opinión. Por eso no me extrañó que el alcalde de Soledad reaccionara con groserías frente a la anterior.
Entrevistado por el colega Jorge Cura, dijo que yo estoy haciéndole un “mandado a unos grupos económicos”, que visitara Soledad “para aprender finanzas”, y que yo fui “un izquierdista que antes luchaba por el pueblo, ya no”.
Lo primero es un irrespeto. En los años que tengo de escribir columnas en EL HERALDO jamás he redactado un artículo obedeciendo órdenes de nadie. Si la susceptibilidad de Castellanos es porque estamos en campaña electoral, y cree que trato de favorecer a algún aspirante, se equivoca. No respaldo a ningún candidato. Respecto a que aprenda finanzas públicas, le diré que no me proclamo experto pero creo estar informado y se lo demostraré más adelante, con cifras en la mano. La tercera afirmación es risible. Si para reivindicar mi pasado izquierdista me toca declararme admirador del alcalde de Soledad –porque él es supuestamente un vocero del pueblo– entonces no tengo el más mínimo interés en reivindicar ese pasado. Más bien sería bueno preguntarles a los soledeños qué piensan de la gestión de su alcalde.
Ahora sí, vamos a las cifras. Mi afirmación de que Soledad está realmente en semáforo en rojo –si tomamos su deuda real y no su capacidad de pago legal– no es arbitraria. La baso en los informes de la Dirección de Apoyo Fiscal del Ministerio de Hacienda, sobre la viabilidad fiscal del Municipio, correspondientes a los años 2011, 2012, 2013 y 2014. En estos informes que la DAF elabora cada año –en el marco del seguimiento a las entidades territoriales sujetas a acuerdos de reestructuración de pasivos– se hace un análisis organizacional, financiero, de liquidez, de responsabilidad fiscal y de capacidad de endeudamiento del Municipio, y se dice que Soledad está en semáforo en rojo si consideramos su deuda real, que en 2011 fue de $105.490 millones, de $105.490 millones en 2012, de $124.685 millones en 2013 y de $ 140.505 millones en 2014.
Es decir, que Soledad no califica como ciudad sostenible. Pero la Ley de endeudamiento les tira un salvavidas a municipios como Soledad para que puedan acceder a créditos públicos al excluir del indicador de solvencia la deuda no financiera, es decir, la deuda real con contratistas, proveedores, etc.
¿Decir estas cosas constituye un insulto a Soledad? De ninguna manera. Por el contrario, lo que está claro es que Soledad tiene el reto futuro de lograr una mejor gestión fiscal que pasa por superar su enorme dependencia respecto a las transferencias del Gobierno Nacional: hoy equivalen al 79% de sus ingresos.
Por último, Castellanos dijo algo increíble: que yo defiendo a la Triple A porque cuestiono que él no haya convocado un Tribunal de Arbitramento que dirima el pleito que existe con esta empresa. Está errado, señor alcalde. El tribunal es para que esa controversia no quede en el limbo, como está hoy por su negligencia. No es mi culpa que Castellanos haya sido un alcalde deficiente.
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