¿TIENE SALVACIÓN EL TRANSMETRO?

El Distrito no tiene forma de cubrir el faltante que se genera entre la tarifa técnica y la tarifa del usuario. Tendría que comprometerse el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Transporte, a garantizar la sostenibilidad del Transmetro. Y hoy no hay señales optimistas en tal sentido.

El diario espectáculo de las calles de Barranquilla habla a gritos de los enormes desafíos que nos esperan en los años venideros en transporte público y modernización vial.

Comencemos por recordar que somos una urbe cercana al millón trescientos mil habitantes y que vivimos apiñados en una extensión territorial de unos 160 kilómetros cuadrados. Estamos muy lejos de la amplitud de ciudades de Colombia, América Latina y el mundo.

A la estrechez territorial de Barranquilla, se añade el padecimiento (por un histórico desorden urbanístico acumulado) de una red vial que en la cotidianidad de lunes a sábado es un teatro feroz de la anarquía vehicular y la imprudencia peatonal. Solo los domingos  disminuye ese indomable torbellino de congestión, agresión e infracciones.

Un reto de los gobernantes y planificadores urbanos barranquilleros es dibujar una ciudad  amable  y  sostenible. Tenemos que aprender de las ciudades ejemplarmente organizadas, pero el rediseño de Barranquilla debe responder a nuestras propias necesidades y posibilidades. Hay que perfeccionar el transporte público y lograr un adecuado orden vial que nos desembotelle.

Me parece que en el corto y  mediano plazo no vamos a alcanzar el nivel de las ciudades que disponen de metro, tranvía y autobuses eléctricos, pero tampoco podemos seguir ofreciéndoles a los maltratados usuarios barranquilleros y del área metropolitana las impresentables chatarras del Transmetro, cuyas empresas concesionarias dicen estar en la quiebra permanente y no cambian ni repotencian un parque automotor además contaminante. Para no hablar de las estaciones en mal estado y de la irregularidad en la prestación del servicio.

En las ciudades del mundo que disponen de una tupida red  de transporte la viabilidad financiera del servicio no depende solo del número de pasajeros/día: es fundamental el robusto respaldo del Estado porque el transporte público no es autosostenible.

Transmetro S.A. es una empresa industrial y comercial del Estado de propiedad del Distrito de Barranquilla, pero éste no tiene con qué, a diferencia de Bogotá y Medellín que poseen capacidad para entregar transferencias al transporte masivo. El Distrito no tiene forma de cubrir el faltante que se genera entre la tarifa técnica y la tarifa del usuario. Tendría que comprometerse el Gobierno nacional, a través del Ministerio de Transporte, a garantizar la sostenibilidad del Transmetro. Y hoy no hay señales optimistas en tal sentido.

El panorama es muy difícil y no se resolverá con soluciones a medias. La tragedia del Transmetro es que sus persistentes pérdidas lo convierten en candidato a la liquidación. Qué vendría después es el problema. Se colige que las abandonadas rutas de Murillo y Olaya Herrera tendrían que ser asumidas por los buses del transporte colectivo tradicional. Pero este sería un terrible retroceso para Barranquilla.

@HoracioBrieva

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