¿PUERTO MOCHO SIN PESCADORES Y CASETEROS?

Nadie discute la necesidad de transformar a Puerto Mocho, pero hay que integrar también a los caseteros. He sabido extraoficialmente que en la franja plana y estable de playa, donde trabajan y viven los caseteros, proyectan un hotel, un centro de deportes náuticos y un complejo gastronómico. Los beneficiarios serían otros operadores con esa inversión pública. A los caseteros se les pretende enviar a unas cocinas alquiladas en otra parte de la playa.

El barrio Las Flores tiene un potencial de desarrollo turístico por la maravillosa confluencia que allí ocurre entre el río Magdalena y el mar Caribe. Es un privilegio natural que envidiaría cualquier ciudad del mundo.

Ahí está en marcha el proyecto de Puerto Mocho. A pesar de ser una estratégica apuesta de ciudad no ha habido transparencia y algunos funcionarios de la Alcaldía y Edubar han empleado métodos con los pescadores y caseteros deplorablemente burdos e intimidantes. Impropios de una institucionalidad pública respetuosa de los derechos colectivos e individuales.

Empezaron por el desmonte del tren artesanal que recorría el tajamar hasta la desembocadura del río, compensando a quienes lo operaban. En su lugar funcionará un tren turístico que, por ahora, tiene trazado hasta Puerto Mocho. Este tren aumentará el  tráfico que pasa por los restaurantes de Las Flores. ¿Habrá una nueva vía para evitar el congestionamiento?

Los  pescadores son una población con arraigo, icónica, que conserva la tradición de la pesca con cometa. En esta comunidad hay personas con más de 50 años de residencia en la zona cuya vida es la pesca de mar y  río.

Alcalde Alejandro Char: desarrollemos Puerto Mocho a otro nivel, pero sin desplazar a la población nativa. Un joven de un grupo de pescadores, conocido como ‘Los mojarros’, me decía: “Quienes vienen a nombre de la Alcaldía o  Edubar no valoran lo que significamos nosotros y pretenden echarnos de un lugar que es nuestra razón de ser y existir”. Una marina para cumplir todas sus operaciones, es la exigencia de los pescadores agremiados en la Fundación de Pesca y Servicios Turísticos (Funpestur).

Nadie discute la necesidad de transformar a Puerto Mocho, pero hay que integrar también a los caseteros.  He sabido extraoficialmente que en la franja plana y estable de playa, donde trabajan y viven los caseteros, proyectan un hotel, un centro de deportes náuticos y un complejo  gastronómico. Los beneficiarios serían otros operadores con esa inversión pública. A los caseteros se les pretende enviar a unas cocinas alquiladas en otra parte de la playa.

Mi concepción democrática del desarrollo no compagina con la gentrificación de las comunidades históricamente ubicadas en los frentes de agua. ¿Por qué con los pescadores y caseteros de Puerto Mocho no se sigue la acertada inclusión de los vendedores estacionarios del Centro Histórico y Barranquillita y la política de buenas relaciones vecinales con los pescadores del entorno de la Intendencia Fluvial, implementada por la Secretaría de Cultura, a cargo de Juan Carlos Ospino? ¿Por qué acá hay respeto y allá no?

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