LA VERGÜENZA DE LOS AVALES

Eso explica el vulgar espectáculo de quienes brincan de partido en partido en busca de avales. Partidos que los otorgan porque se los compran o por el negocio de la reposición de votos.

En Colombia hay 35 partidos con personerías jurídicas otorgadas por el Consejo Nacional Electoral. Una democracia aparentemente más participativa, pero en realidad caótica.

Expresión de ese caos es el manejo arbitrariamente centralista que el Comité Político Nacional del Pacto Histórico le dio a los avales con consecuencias catastróficas para los que no pudieron inscribirse en la Registraduría. Ese despelote lo vaticinamos en la columna pasada. Esos autoproclamados dirigentes nacionales fueron totalmente ineptos y deberían renunciar todos.

El tema de los avales sencillamente hace parte del  universo maloliente de la política colombiana. Las afiliaciones a los partidos y movimientos no obedecen a identidades ideológicas, sino a meros intereses burocráticos y electorales. Eso explica el vulgar espectáculo de quienes brincan de partido en partido en busca de avales.  Partidos que los  otorgan porque se los compran o por el negocio de la reposición de votos.

Por ejemplo, miren lo que hizo el partido samario de Carlos Caicedo. Y no estoy diciendo que haga lo mismo que se ha normalizado en las cloacas de la política nacional. Resulta que Fuerza Ciudadana, el 4 de julio, avaló a María Correa para que fuese escogida (como en efecto ocurrió) candidata única a la alcaldía de Barranquilla del Pacto Histórico. Días después le negaron el aval. Y lo  impresentable fue que expidieron una resolución miserable comunicándole que le daban “de baja”. Como en la crónica judicial se reseña a un malhechor ultimado. Fueron burdos con la abogada y ambientalista barranquillera. Le deben una disculpa pública.

Sin embargo, el sábado 29,  en la recta final de las inscripciones, Fuerza Ciudadana avaló a Verónica Patiño, la esposa de Máximo Noriega, como candidata a la Gobernación del Atlántico. Difícil de procesar la decisión porque Patiño nunca fue del partido naranja, mientras que Correa ayudó a construirlo e hizo parte de su dirección ejecutiva.

Esa movida tiene la explicación siguiente: Fuerza Ciudadana incorpora ahora a sus filas al sector de Noriega que se larga de la Colombia Humana, y Carlos Ramos Maldonado, vocero local del partido caicedista y perito en cambalaches electoreros, va de cabeza de lista a la Asamblea de una coalición bautizada Pacto Caribe.

No se entiende, finalmente, que ningún partido  del Pacto Histórico hubiese avalado a la lideresa social si la habían escogido como su candidata única. En cambio, sí pudieron inscribirse el infaltable  Antonio Bohórquez y el ignoto Rigail Romero. La izquierda sigue siendo zoológica. No cambia. Fueron excluyentemente machistas con Correa.

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