Sigue siendo motivo de discusión en la ciudad el video de La Pulla que impugna el poder de los Char, a quienes calificó de ‘emperadores’.
La Pulla cuestiona el poderío de esta familia y dice que sus tentáculos, extendidos al resto de la Región Caribe, se enfilan ahora a la Casa de Nariño.
Lo he dicho otras veces y hoy lo amplío. En la realidad de la política y la democracia hay dos situaciones que debemos considerar. Quienes tienen poder siempre tratan de consolidarlo y concentrarlo más (los Char no son la excepción), y para que haya democracia (y por tanto contrapesos) es necesario que exista una ciudadanía muy fuerte y totalmente comprometida con lo público (que es lo que debe consolidarse en Barranquilla). Pues a ninguna democracia le conviene que los ciudadanos renuncien a sus compromisos con la vida pública y que los limiten al voto bajo el entendido erróneo de que a éste se reduce la democracia. Tampoco conviene que se fortalezcan los riesgos de todo tipo, empezando por la corrupción, y que se debilite la participación democrática por la sensación, real o ficticia, de que los asuntos de la ciudad marchan bien.
La democracia solo funciona donde hay ciudadanía activa, donde la gente no se cansa de ejercer la libertad política y donde las mayorías ciudadanas no se alejan de lo público para “dedicarse tranquilamente…a la vida privada…”, como escribió José Luis Aranguren en su libro Ética y política.
Todo esto ya está estudiado por los teóricos de la ciencia política, de modo que no es una especulación intelectual mía.
¿Los barranquilleros queremos una ciudad democrática? “Para que haya democracia, el pueblo no puede verse reducido al papel de ver y oír lo que unilateralmente se le propone sin la menor contradicción”, dice Aranguren. Y en Barranquilla si esa ‘contradicción’ logra tomar cuerpo en una sólida expresión ciudadana (y política, desde luego), los Char tendrán competencia. Ellos llegaron al poder porque superaron la hegemonía del Movimiento Ciudadano que tuvo cuatro alcaldías. Y éste, a su vez, conquistó el poder tras derrotar el predominio de años de los Name, los Gerlein, los Martín Leyes y los Slebi. En la democracia siempre hay posibilidad de alternancia. Pero ésta no cae del cielo.
La democracia es una tarea de todos los días y en su construcción “si no se progresa, se retrocede”, sostiene Aranguren. El video de La Pulla vende la percepción de que a Barranquilla la gobierna una ‘monarquía’ familiar. Pero son las mayorías ciudadanas las que deben definir si aceptan eso o lo cambian. Para eso es la democracia.
Entre broma y disgusto, algunos dicen que preferían ‘La puya loca’, la inolvidable verbena de Los Pinos donde bailamos tantos carnavales. Yo creo que el video de La Pulla habría quedado mejor si sus autores no lo salpican innecesariamente de agresiones y excesos.
@HoracioBrieva