Tomado de El Heraldo.
Ante la proximidad del fin de año, que potencia la actividad comercial en el Centro e incrementa el caos en ese sector, se han acordado acciones entre los comerciantes y la Administración distrital.
Pero el diálogo también ha servido para mirar el tema del espacio público, los avances en la recuperación de este y las grandes dificultades que enfrenta este propósito.
En 2011, finalizando la administración de Alejandro Char, un censo arrojó que había unos 9.000 vendedores estacionarios. La alcaldía de Elsa Noguera, al terminar su periodo en 2015, aspira a reubicar a 3.500. Pero existe el riesgo de que el espacio que ocupan sea tomado por otros, lo que significaría que habríamos avanzado en la recuperación del espacio público pero continuaríamos en una especie de bicicleta estática. Corresponden estos 3.500 vendedores a 2.000 del Centro y 1.500 de Barranquillita. La meta de la Administración es entregar recuperados tres corredores viales: Paseo Bolívar y las carreras 41 y 43.
Este repoblamiento podría darse por debilidad institucional: los operativos que realiza la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público están lejos de ser suficientes por la limitación de sus recursos humanos: solo cuenta con 60 vigías y 8 policías para toda la ciudad.
Hay otro problema igual de complejo: de los 9.000 vendedores censados, unos 6.500 cuentan con permisos otorgados por alcaldes anteriores, y si esta Alcaldía quisiera desalojarlos tendría que agotar un trámite legal largo y dispendioso.
Los comerciantes del Centro están reclamando dos cosas urgentes: que se les exija a los vendedores no tapar las fachadas de los almacenes y que les impongan estrictas reglas de higiene a las cocinas ambulantes que botan a la calle aguas sucias y desechos sólidos. Frente a la proliferación de carretillas se han hecho operativos con un resultado de 60 decomisadas, de las cuales solo se han devuelto 5, pero, aún así, cada día parece crecer el número de estos vehículos donde se expenden frutas tropicales.
En medio de esta realidad, hay que reconocer los avances en la revitalización del Centro al punto que el metro cuadrado se ha valorizado. Importantes centros comerciales se han creado con el impulso de inversionistas paisas, y hay en marcha proyectos de embellecimiento importantes como la restauración de la Intendencia Fluvial y el entorno, y la construcción de la Plaza de San Roque, que habilitará unos 5.000 metros cuadrados de espacio público y debe jalonar la redención de la llamada Zona Cachacal, uno de los focos tomados por el microtráfico y la prostitución.
Además, se han restablecido espacios como la Plaza de San Nicolás con apoyo del Gobierno Nacional, y la Alcaldía ha recuperado edificaciones emblemáticas como la Casa Vargas y trabaja en la adecuación de otros lugares como el predio Volpe, la antigua sede del supermercado Robertico, y algunos parqueaderos, adonde se llevarán los vendedores reubicados.
Sin embargo, falta mucho por hacer. A la próxima Administración distrital le va a tocar profundizar la recuperación del espacio público en el Centro. Para ello, como lo han pedido los comerciantes formales, se requiere fortalecer la autoridad, que a veces es más drástica con ellos que con los informales, como el caso del Damab que no vacila en ponerles multas pero no actúa, por ejemplo, contra las cocinas que son un factor de riesgo por el uso de pipetas de gas.
Una de las tareas que queda pendiente a futuro es fortalecer la Secretaría de Control Urbano y Espacio Público. Con su fragilidad actual es difícil que logre ser más eficaz en el cumplimiento de su deber misional.