Barranquilla al transporte público no le ha dado el tratamiento central que si se nota en Medellín. La capital antioqueña dispone de tren, tranvía, Metrocable y buses eléctricos, mientras la ciudad se ha ido quedando rezagada con una flota obsoleta, achacosa, que funciona a diésel y contribuye a elevar la contaminación.
Alcalde Pumarejo: usted que ha estado en varias ciudades grandes del mundo (y que además fue secretario de Movilidad), sabe mejor que nadie que lo primero que uno observa en éstas es el funcionamiento del transporte público. Por eso, es inaceptable que no hayamos avanzado lo suficiente en el potenciamiento de un servicio que es esencial y estratégico en el desarrollo urbano.
Usted, desde su exitosa campaña electoral, introdujo la frase de que somos una ciudad imparable. Sin embargo, no veo que el sistema de transporte público confirme ese sugestivo estribillo de gobierno.
Desde luego, la aguda crisis del Transmetro no es culpa suya. Pero hoy tiene la posibilidad, en bien del progreso de la ciudad, de reorientar con claridad y firmeza el futuro del transporte público, pues así como ha venido y sigue funcionando es un lamentable fracaso.
Como está estructurado el Transmetro no es viable. Se le pueden inyectar más recursos, se le pueden hacer más documentos Conpes, se le pueden enviar más salvavidas como el que se insinúa ahora a través de la nueva reforma tributaria, se le pueden continuar colocando más balas de oxígeno. Lo real es que con el esquema actual de concesiones no es factible un sistema masivo al nivel de una ciudad con pretensiones de ingresar a las ligas mayores de los centros urbanos modernos.
En mi opinión hay que replantear el modelo con el cual opera el Transmetro. ¿Por qué mantenerlo? ¿Por qué insistir en este fracaso si no ha conseguido ser eficiente? ¿Vamos a seguir paliando sus cíclicas crisis metiéndole miles de millones de pesos que parecen ir a un agujero negro?
Para reestructurar instituciones se requiere coraje político. Y a favor de usted actúa el hecho de que goza, según todas las encuestas, de la más elevada aceptación entre los burgomaestres del país.
De cara al siglo XXI, Barranquilla tiene que dotarse de un transporte masivo que le sirva a la ciudad y lo usen todas las clases sociales. Desde la obrera más humilde hasta la señora más encopetada. Porque el Transmetro, dice cáusticamente Moisés Pineda Salazar, lo hicieron para la “corronchería”.
O la plebe urbana, como habría dicho Víctor Caballero Villa, el inolvidable Guataco. El barranquillero de clase alta solo toma el transporte público cuando va a Nueva York, París, Roma, Londres o cualquier urbe gigante. Allá da “caché” hacer eso. Acá sería una degradación. Un transporte al servicio de todos serviría para que fuesen cediendo nuestras clasistas distancias que ni siquiera el Carnaval ha logrado esconder.
@HoracioBrieva