La Universidad del Atlántico ha sufrido un bajonazo presupuestal de $40.376 millones al pasar de $258.943 millones en 2016 a $218.567 millones en 2017. Es como si a alguien le disminuyera la hemoglobina.
Un análisis de la Organización Colombiana de Estudiantes, elaborado por Teddy Peluffo, su coordinador en el Atlántico, muestra que en 2005, merced a los recortes de Nación y Departamento, la Uniatlántico gastaba 135 pesos de cada 100 que le entraban, y la carga pensional era insostenible. La escapatoria fue la 550 para atender unos $120 mil millones en acreencias. El acuerdo de pasivos debía terminar este año, pero se extendió hasta 2020. A julio 31 de este año, las acreencias totalizaban
$23.857.292.745.
Entre 2010 y 2016, de cada 100 pesos para funcionamiento e inversión de la Uniatlántico, 61 los puso la Nación, 7 el Departamento y 32 los colocó la institución con venta de servicios y matrículas. En ese lapso, los aportes del Gobierno Nacional no crecieron. Calcula Peluffo que este dejó de girar, para funcionamiento e inversión, $71.749.076.874. Según el líder universitario, a esta suma se agregan $55.767 millones que dejó de girar el Departamento en el mismo periodo.
Junto a este desfinanciamiento, creció la población matriculada en un 62%, disparando las molestias por el hacinamiento. Un dato retrata la tragedia financiera de la Uniatlántico: en 2010 destinaba el 39,5% del presupuesto de investigación a semilleros, grupos y redes de investigación. En 2016, solo pudo destinar el 7,7% a estas actividades.
La Uniatlántico no es la excepción en el mundo de las universidades públicas, poblado de aprietos presupuestales. Habitan en el planeta de la insolvencia. Como el Ministerio de Educación ha venido adelgazando las transferencias, estas universidades han tenido que semiprivatizarse para cuadrar caja y atender sus obligaciones crecientes. A esto se añade que las gobernaciones poco aportan aunque presiden los consejos superiores por ley. También la corrupción ha producido graves destrozos en las universidades.
Julián De Zubiría Samper, reconocido experto en educación, cita en Semana una investigación según la cual en 2018 el programa ‘Ser pilo paga’ recibirá los mismos recursos que se transferirán a las 32 universidades públicas nacionales y regionales, con la diferencia de que en estas estudian 655.000 jóvenes y el programa ‘pilos’ solo beneficia a 10.000 estudiantes. El Gobierno vende el programa como una manera de construir equidad, pero no dice que cada año en Colombia se gradúan, en promedio, 550.000 bachilleres, de los cuales el 93% son de estrato 1, 2 y 3. De Zubiría dice que el Gobierno ayuda a 10.000 ‘pilos’, pero casi 500.000 bachilleres se frustran.
En la Uniatlántico debería pensarse en un pacto para rescatarla de la angustia financiera y restablecer su naturaleza de universidad pública.
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