Que Alejandro Char y Eduardo Verano se perfilen por tercera vez como alcalde de Barranquilla y gobernador del Atlántico, está indicando un fenómeno de repetición. No de relevo en el mando de la institucionalidad pública. Sobre esto hay consideraciones discrepantes. Hay quienes piensan que ambos lo hicieron bien en sus administraciones y merecen volver. Otros sostienen que ya tuvieron su coyuntura de poder y deberían ceder el espacio a nuevos liderazgos.
Lo que sucede es que la decisión de retornar es de ellos y no se les puede impedir que lo hagan. Lo único que está prohibido en Colombia es la reelección presidencial. Los congresistas, diputados y concejales pueden ser eternos. Y alcaldes y gobernadores ejercer varios periodos.
Quienes han gobernado a Barranquilla y el Atlántico trataron de perfilar a Carlos Acosta a la Alcaldía y a Miguel Vergara a la Gobernación, pero no lograron un despegue que presagiara que podían ganar.
Según las encuestas, Char es aparentemente imbatible. Lo cierto es esto: Char y Bernardo Hoyos han sido los alcaldes más populares que hemos tenido desde que estos servidores públicos son escogidos por el voto ciudadano. Hoyos tuvo un espectacular cuarto de hora electoral. Hoy es historia.
Con el triunfo de Gustavo Petro se creyó que la izquierda barranquillera tendría un nuevo amanecer. Sus seguidores más entusiastas proclamaron que había llegado el momento de ganar la Alcaldía y la Gobernación. Con el paso de los días dijeron que por lo menos era factible la Gobernación. Hoy no están claras las posibilidades de triunfo del Pacto Histórico en ninguno de esos cargos uninominales. Tampoco la cuestión pinta exitosa para Alcaldías y Concejos Municipales y la Asamblea. De modo que podrían despilfarrar esta oportunidad con Petro de presidente de Colombia.
El problema del PH en Barranquilla y el Atlántico es su parsimonia operativa, su discutidera improductiva típica de la izquierda, los escándalos de algunos de sus líderes y la ausencia de una gerencia eficaz que planee, ejecute y construya.
El PH fue muy eficiente en convertir a Petro presidente. Pero de cara al 29 de octubre no dispone de suficientes y potentes liderazgos. Y eso se extiende a todo el país. Tampoco le ayuda la disminuida aceptación de Petro. A quien, además, no lo veo desviviéndose por las elecciones territoriales. Como ocurrió en 2019. Él es de los jefes que vive solo concentrado en sí mismo.
Como defensor de una sociedad democrática de controversia vibrante, desearía, por supuesto, que lo de Char y Verano no sea otro monólogo del aburrimiento electoral. Ni a ellos mismos les conviene ese escenario iliberal.

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