Las últimas encuestas podrían marcar una tendencia hasta mayo. En tal caso, la segunda vuelta sería entre Gustavo Petro e Iván Duque. Sin embargo, aún falta muchísima tela por cortar.
El ascenso de Petro se produjo en un mes de manifestaciones en varias ciudades. Pulverizó la profecía de Claudia López de diciembre, durante un almuerzo con la Tertulia ‘Juntos Llegamos’, según la cual este no era el momento de Petro sino el de Fajardo, quien se ha venido desplomando en las encuestas. Lo afectó su mutismo frente a los grandes y cruciales temas del país. De ahí el chiste de que Fajardo como político es un magnífico profesor de matemáticas. Fue una torpeza haber rechazado la consulta interpartidista con De la Calle y Petro, pues de ahí habría surgido una candidatura de coalición más potenciada.
No puede negarse –aunque haya reparos a las encuestas y se diga que a Duque lo están inflando– que es un candidato con carisma y hábil mesura. No asusta como otros líderes de su partido que no esconden sus filosos colmillos.
Sería necio ignorar que el uribismo ha sido, en los últimos 16 años, la fuerza política de mayor éxito electoral en Colombia. En 2002, Uribe ganó en primera vuelta con 5.862.655 votos (53,048%) contra 3.514.779 (31,803%) de Serpa. En 2006, de nuevo Uribe ganó en primera vuelta con 7.397.835 votos (62,35%) contra 2.613.157 (22,02%) de Gaviria. En 2010, con el apoyo de Uribe, Santos ganó en segunda vuelta con 9.028.943 votos (69,13%) contra 3.587.975 (27,47%) de Mockus. En 2014, Santos en la segunda vuelta venció con 7.816.987 votos (50,75%) contra 6.905.001 (45%) de Zuluaga, luego de perder con este último en la primera vuelta. Y en el plebiscito de 2016, el uribismo lideró la victoria del No sobre el Sí con 6.431.376 votos (50,21%) contra 6.377.482 (49,78%).
El uribismo polariza, medio país lo rechaza, lo rechifla, le fabrica memes burlones, y al expresidente de la Seguridad Democrática no lo bajan de ‘paraco’, pero no se puede desconocer que es un movimiento con un formidable anclaje político, muestra de ello es que su candidato empieza a perfilarse como favorito.
Si la final fuese Petro-Duque, estaríamos asistiendo a una polarización de infarto que ojalá no incremente la intolerancia política. En ese escenario, daría por un hecho que Duque tendría el apoyo de Vargas Lleras y del Partido Conservador, y quedaría el interrogante de cuál sería la postura del Partido Liberal, del Partido de La U., del presidente Santos, a quien Uribe le hizo la vida cuadritos durante sus dos gobiernos, y también la de Fajardo, Claudia López, Robledo y Navarro.
A Petro le tocaría hacer un esfuerzo monumental para nuclear a múltiples sectores sin los cuales sería improbable su victoria. Para ser presidente en segunda vuelta se requieren algo más de 7 millones de votos. Y Petro en 2010 obtuvo, en primera vuelta, apenas 1.331.267 votos (el 9,13%).
@HoracioBrieva