EL PRIVILEGIO DE LLAMARSE AVIANCA

Un Estado capitalista no es sinónimo de igualitarismo, pero si debe y puede brindar democracia económica a sus asociados.

No a cualquiera en este país le sueltan un crédito de 370 millones de dólares. Y éste, a Avianca, se le recordará como un crédito vinculado a una pandemia, que, en cierto modo, es como una guerra por el saldo de muertos que ha dejado en Colombia y el mundo. El crédito viene del latín credere, que significa confianza y está asociado con las guerras y las revoluciones porque ha sido en esos momentos cuando más se ha necesitado dinero.

Dicen los expertos en finanzas públicas que un crédito debe tener cuatro condiciones: honorabilidad, capacidad económica, buen aprovechamiento de un capital y plazo para reembolsar el préstamo, y no sé si todas concurrirán en el caso de Avianca.

La decisión del gobierno de Duque ha suscitado molestias porque se trata de un crédito selectivo, mientras el destino de decenas de miles de pequeñas y medianas empresas ha sido el naufragio, elevando la tasa de desempleo.

Surge la pregunta: ¿al servicio de quién está el Estado? Según el artículo 2 de la Constitución está al servicio de la comunidad. O sea: del pueblo, “del cual emana el poder público” de acuerdo con el artículo 3. Y el pueblo son los millones de personas que viven de sus pequeños negocios y de sus actividades informales, ¿pero, está el Estado del lado de ellas?

No voy a exhumar la teoría de la lucha de clases que conocimos en el ‘Manifiesto Comunista’ de Marx y Engels, pero cuando los gobiernos privilegian a los banqueros, industriales, latifundistas, ganaderos y grandes comerciantes, es imposible no recordar esta antológica frase marxista: “El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa”.

También rememora uno a Lassalle cuando afirma que una Constitución es, en esencia, la suma de los factores reales de poder que rigen en un país. Y eso prima sobre el papel.

El pueblo elige los presidentes de la república y los legisladores, pero éstos contrarían la Constitución cuando tramitan prioritariamente las solicitudes de quienes detentan el poder económico, como Avianca. Entre tanto, al pueblo le niegan la renta básica con disculpas fiscales, y pretenden que los pobres calmen el hambre con las migajas de los subsidios.

Hay quienes defienden el empréstito aduciendo que Avianca genera empleo y activa la economía. Y la respuesta no debe ser, creo, oponerse al salvamento. Yo exigiría mejor que el Estado Social de Derecho atienda tanto a los de arriba como a los de abajo en cumplimiento de la Carta Política, que se funda en el respeto a la dignidad humana, la solidaridad y el interés general. Así, el Estado, en lugar el mismo de atizar peligrosamente la lucha de clases, ayudaría a promover una sociedad justa aunque todos no seamos económicamente parecidos. Un Estado capitalista no es sinónimo de igualitarismo, pero si debe y puede brindar democracia económica a sus asociados.

@HoracioBrieva

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