Barranquilla y las elecciones de octubre

La izquierda en esta ciudad comenzó a ganar protagonismo electoral con la irrupción legal del M-19 a principios de la década de los 90. Esta afirmación jamás ha agradado a los izquierdosos que nunca gustaron de este movimiento (porque su lenguaje y estilo no eran los                    de la izquierda tradicional).

Hasta entonces la izquierda local había sido una sumatoria de enclenques capillitas ideológicas, y lo más representativo llegó a ser el Partido Comunista que tuvo en Juan B. Arteta un vocero brillante. Pero los comunistas no mandaban en Barranquilla. Eran una minúscula fracción política. Durante un tiempo apreciable de la historia barranquillera, la fuerza más influyente fue el Misol que lideró José Name Terán.

A Name el poder distrital solo pudo arrebatárselo el M-19, aliado a Voluntad Popular, el movimiento que recién había fundado Fuad Char. El M-19 y Char eligieron a Bernardo Hoyos, rompiendo así una tradición de hegemonía liberal-conservadora.

Como Hoyos jamás fue del M-19 y mucho menos charista, fundó el Movimiento Ciudadano y recogió a la izquierda, dándole estatus burocrático, político y económico, pero algunos  abusaron del poder presupuestal que les entregó la ciudadanía. Yo siempre fustigué (lo testimonian numerosas columnas publicadas en EL HERALDO) las conductas inmorales e incoherencias que terminaron en el desplome político del MC.  Pese a eso, Barranquilla tuvo, en sus cuatro gobiernos, significativos avances.

Tras los resultados de Gustavo Petro en las presidenciales –para mí nada extraños ni sorprendentes si consideramos el historial rebelde y democrático de Barranquilla– ha surgido esta pregunta: ¿podrá una opción alternativa tener otra oportunidad? En 2015, Alejandro Char aplastó a Rafael Sánchez. Char obtuvo el 73% de los votos y Sánchez el 17%. ¿Se repetirá esta apabullante paliza?

Como es obvio, el grupo dominante en la ciudad va a tratar de conservar la alcaldía. No se necesita ser un avezado en ciencia política para saber que eso hace parte de la lógica del poder. Pero, para eso son las elecciones: para que los votantes decidan cuál es el modelo de ciudad que más les atrae.

No tengo una bola mágica para predecir qué sucederá en octubre, pero si diría que a la democracia distrital le conviene que haya contrapesos y competición electoral. Ya lo dijo Lord Acton: “El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Y José Luis Aranguren, el gran filósofo español, definió el poder “como un mal, como una tentación…y, a veces, como un pecado”. “Pecado necesario… que, por lo mismo, debe  ser reducido a un mínimum”. Esa tarea corresponde a los partidos opositores, a las corporaciones políticas, a los organismos fiscales, disciplinarios y judiciales, a los intelectuales, a los medios de comunicación y a los ciudadanos en general. Ese es el deber ser de las democracias.  

@HoracioBrieva

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here