¿Y LA AUTOCRÍTICA DE LA ALIANZA VERDE?

En este episodio escandaloso de Nicolás, yo esperaba un mea culpa de la Alianza Verde, pero no lo he visto por ningún lado. Es evidente que en 2019 obró bajo el más crudo oportunismo electorero. Quería seguramente tener el apoyo de Gustavo Petro para Claudia López a la Alcaldía de Bogotá y la vaina no le resultó porque él se terminó yendo con Hollman Morris.

Como se sabe, en 2019, la Alianza Verde entregó a Nicolás Petro el aval a la Gobernación del Atlántico. Y en ceremonia especial, Antonio Navarro Wolff, copresidente del partido, le concedió la ‘Llave del Buen Gobierno’, cuyo principal distintivo es – curiosamente – la anticorrupción. Pocos días después, Jaime Navarro Wolff, secretario general verde, visitó a Barranquilla y me invitó a tomar un café en un Juan Valdez. Fue un cordial encuentro con un propósito: aplacar mi inocultable enfado.

Jaime era consciente de que yo había hecho los trámites para merecer el aval. Me inscribí para solicitarlo y estuve dos veces en la sede del partido en el barrio La Soledad de Bogotá. En la segunda atendí una citación del comité ejecutivo nacional presidido por Antonio, y resumí qué plantearía como candidato.
¿Ustedes se imaginan que por esas chiripas de la política, Nicolás hubiese sido gobernador?

Nunca comprendí la convalidación de Antonio porque para las elecciones de 2015, en un almuerzo del Rancho Curranbero del barrio Montes, me dijo que había venido a Barranquilla a proponerle a Alejandro Char que reeditáramos la fórmula ganadora de Gustavo Bell y Bernardo Hoyos de 1991-1992 con Alejandro a la Alcaldía y yo a la Gobernación.

Eso no fue posible porque el candidato aliado de los Char era Eduardo Verano. Lo cierto es que yo nunca he estado en los planes electorales de los Char, pero algunos calumniadores de la izquierda en ocasiones me han tildado de charista solo porque no han sabido cómo responder mis argumentos políticos. La única vez que Alejandro Char me ha hecho un ofrecimiento fue en su primera Alcaldía. Quería nombrarme secretario de Control Urbano y Espacio Público, pero yo no acepté (agradeciendo obviamente el generoso gesto) porque no lo consideraba un cargo coherente con mi perfil profesional.

En este episodio escandaloso de Nicolás, yo esperaba un mea culpa de la Alianza Verde, pero no lo he visto por ningún lado. Es evidente que en 2019 obró bajo el más crudo oportunismo electorero. Quería seguramente tener el apoyo de Gustavo Petro para Claudia López a la Alcaldía de Bogotá y la vaina no le resultó porque él se terminó yendo con Hollman Morris.

Haber preferido a un mozalbete sin formación en valores y sin conocimiento del Atlántico fue una burrada cuyas consecuencias se han visto ahora. Demuestra eso que las decisiones en política siempre deben ser bien meditadas porque con frecuencia tienen implicaciones en el largo plazo. Nicolás es un producto de ese infortunado aval verde. Para el recuerdo quedó la foto donde Antonio, emocionado y risueño, le entrega la ‘Llave del Buen Gobierno’.

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