Durante dos días se paralizó el Transmetro y se perjudicaron unos 50 mil
usuarios por cada jornada. ¿La razón? El Transmetro está en crisis financiera.
Sus ingresos no resisten sus costos de operación. De momento, y por unos días,
el Ministerio de Transporte ha garantizado una aspirina de 3.853 millones de
pesos.
Pero el problema del sistema es de fondo. Es crónico y estructural. Y no se
resolverá con pañitos de agua tibia. Ni con tomas de toronjil y manzanilla que
calmen los nervios de Sistur y Metrocaribe, los dueños de los buses.
Lo primero que habría que revisar es que el 27% de cada pasaje vendido va a
los bolsillos de unos concesionarios. La empresa que maneja el recaudo, por
ejemplo, se queda con el 17% de este pasaje. En otros sistemas masivos del
país ese porcentaje por recaudo no supera el 4%. Y Medellín lo hace
directamente.
Hoy cada pasaje vale 2.500 pesos. O sea, que 675 pesos van a unos privados.
Así es imposible sostener el sistema. Pues quedan de cada pasaje vendido
1.825 pesos para atender las exigencias inherentes de la operación.
¿Quién se atreve a colocarle el cascabel al gato? ¿Qué dice el alcalde Jaime
Pumarejo?
Estudiosos del tema como el economista y especialista en finanzas públicas
Francisco Pupo Orozco plantean las soluciones siguientes:
1) Reestructurar totalmente el sistema masivo.
2) Liquidar los contratos a las concesiones actuales.
3) Convertir a Transmetro en operadora del sistema.
4) Alquilar los buses a las empresas multinacionales fabricantes.
5) Que Transmetro asuma el recaudo y los costos de mantenimiento de la
operación.
Y agregaríamos que la ciudad tiene que plantearse la ampliación del servicio
con la construcción de nuevas troncales.
Horacio Brieva Mariano
Director Ejecutivo
Fundación Protransparencia