Tecnoglass ha comprado tierras a Argos y ha construido en la Circunvalar un complejo industrial que exporta la mayor parte de su producción a Estados Unidos. Son los que más empleo generan en el Atlántico.
En esa área industrial, Argos ha decidido desarrollar un proyecto de apartamentos VIS junto a Tecnoglass que va a ocasionarle un escenario de conflicto con quienes residirán ahí, pues esos vecinos se quejarán de todo: del ruido, de la contaminación, de los buses que mueven los miles de trabajadores de tres turnos al día, de los camiones que entran y salen. En fin. También a la Alcaldía distrital le tocará intervenir en este chicharrón. Entre tanto, Argos recibirá feliz los beneficios de su operación inmobiliaria entre las bellas montañas andinas de Medellín. Presumo que en Antioquia no harían lo mismo.
Este proyecto habitacional de Argos es un pedazo de jamón y queso en medio del complejo industrial de Tecnoglass. Todo un emparedado. El espacio que pretenden urbanizar era industrial y comercial.
Argos actúa bajo las ventajosas reglas que ha tejido para darle piso legal a sus actuaciones urbanísticas. Por ejemplo, gracias a las ventajas provenientes del POT 2014, que declaró suelo urbano y no de expansión urbana una extensa área de canteras, Argos ha logrado esquivar el trámite de planes parciales, los estudios ambientales, de impacto de tráfico, de riesgos de inundación, de remociones en masa y avalanchas súbitas, y el pago de plusvalía. Para este proyecto habitacional solo necesita la licencia de construcción de la Curaduría Urbana 2.
Prevalida del monopolio que ejerce sobre la tierra urbana, Argos impone además condiciones. Hace años, le vendió a Tecnoglass unos lotes para uso industrial y le hizo firmar en la escritura pública una cláusula que rezaba que para la construcción de sus edificios se sujetaría a los planos de fachadas y cubiertas previamente aprobados por Argos. La exigencia sobraba porque esa competencia es propia de las curadurías urbanas y ni siquiera estas pueden inmiscuirse o censurar el estilo arquitectónico de los proyectos.
Uno no está en contra de los negocios ni de la generación de empleo, pero no puede aplaudir un proyecto que sigue arrasando lo que nos queda de bosque seco tropical y tiene la vocación de desatar innecesarias tensiones entre la industria y residentes de vivienda VIS. Uno espera de Argos un compromiso con el desarrollo sostenible y amable de una ciudad que le ha brindado hospitalidad.
Le pregunto a la ministra de Vivienda si va a financiar un proyecto VIS con todos los problemas descritos. Si yo fuese a adquirir apartamento no lo compraría ahí.