El 13 de marzo, María Correa, Edinson Borja y yo, como director de la Fundación Protransparencia, radicamos en la Triple A un derecho de petición. Hicimos dos preguntas concreticas. La primera: ¿bajo qué parámetros aprobó la factibilidad de servicios públicos de acueducto y alcantarillado al proyecto inmobiliario Ciudad Mallorquín? La segunda: ¿bajo qué parámetros aprobó la factibilidad de servicios públicos de acueducto y alcantarillado al proyecto inmobiliario Portal del Norte?
En la usual prosa esquiva de la Triple A, el 26 de marzo nos contestó el abogado Rafael Ochoa Núñez de la Subgerencia Experiencia del Cliente. Dijo que no podían suministrar la información solicitada por ser “confidencial” y tener, en consecuencia, “carácter de reservada”.
A la evasiva respuesta ripostamos el 9 de abril con un recurso de insistencia, donde expresamos que si bien la Triple A se rige por el derecho privado, cumple funciones y presta servicios de naturaleza pública. No han respondido aún.
Bajo ese manto privado, la Triple A ha sido una empresa impenetrable, llena de secretos. Ese permanente hermetismo, que evita los controles de la ciudadanía, lo hemos aceptado calladamente. Tampoco el Concejo de Barranquilla se ha parado firme para exigirle a la Triple A que no obstruya el acceso a la información. Ni que fuera la CIA o el Pentágono y manejara secretos militares o de inteligencia.
Señores, la Triple A presta servicios públicos domiciliarios y vive de las facturas que pagamos los ciudadanos. Por tanto, tenemos derecho a que nos informe de los servicios propios de su misión pública.
Por ejemplo, la Triple A debe decir por qué en muchos barrios de Barranquilla manipulan la presión del agua. Por eso, hace poco, habitantes de Las Flores tuvieron que bloquear la Vía 40. ¡Y enseguida les aumentaron la presión! La ciudad dispone del río Magdalena, una abundante fuente hídrica, pero pareciera que la Triple A no tuviese la capacidad instalada para tratar el líquido y distribuirlo a toda Barranquilla y a los municipios donde presta el servicio. ¿Qué es lo que pasa en realidad? ¡Explíquenlo!
Digan también, por ejemplo, cómo serán los vertimientos de las aguas negras de Ciudad Mallorquín. ¿Van a ir a la ciénaga o al río Magdalena sin el debido procesamiento sanitario? ¿Vamos a seguir contaminando esos cuerpos de agua generando un mayor daño ambiental? ¡Hablen! ¡Pongan la cara! Dejen de estar escudándose en la leguleyada de que la Triple A “se sujeta a las reglas del derecho privado”, como nos dijo el abogado que respondió el derecho de petición, repitiendo la monserga escurridiza de la empresa.