¿Hasta cuándo soportaremos los costeños?

Los españoles que controlan el negocio de la energía eléctrica en la Región Caribe son altaneros. El recaudo está en el 88%, pero insisten en enrostrarnos una supuesta morosidad irresponsable. “Si no pagas, la Costa no avanza”, vociferan. Se han inventado el caballito del cobro para justificar el mal servicio. Somos víctimas de una ofensiva mediática ordenada por la casa matriz de Gas Natural Fenosa, en Madrid. Nos han humillado por partida doble: los neocolonialistas ibéricos y el centralismo andino, una especie de colonialismo interiorano, que nos impuso, al vender nuestras electrificadoras en 1998, un modelo de privatización que ha hecho agua.

Beatriz Vélez, presidenta ejecutiva del Intergremial, decía en la Tertulia de EL HERALDO que una de las injusticias de ese modelo es la negación de concederle tarifas diferenciales a la Costa. Los ‘sabios’ de la Comisión de Regulación de Energía y Gas, Creg, de la cual los costeños hemos sido desterrados, se las tiran de bobos, pero saben que no es lo mismo vivir en un gélido pueblo de Cundinamarca, que en las soleadas poblaciones de la Costa en las que los consumos de energía son obligadamente superiores por los intensos calores en las temporadas secas. Una buena penitencia a estos cachacos de la Creg podría ser dejarlos en Bosconia o Magangué una semana, por lo menos, sin aire acondicionado ni abanico. A ver si razonan.

Electricaribe dice tener un alto endeudamiento y no sería extraño que procure mantenerse en el filo de la quiebra.  El gobernador Segebre habló en la Tertulia del fantasma de la quiebra, que Electricaribe astutamente sabe usar para que el Gobierno Nacional siga socorriendo su negocio, pues la empresa no tiene la intención de hacer una ‘capitalización importante’, como le sugirió el gobernador. Los españoles dicen haberla hecho desde el 2000 con $2 billones. Y mientras en la Costa juegan a la pobre viejecita, en el interior del país y en América Latina la multinacional sigue expandiendo sus operaciones de energía y gas.

La Superservicios debe ser contundente en la defensa de los usuarios de Electricaribe, pero hay que tener claro que la crisis no se resuelve a punta de multas, como lo está promoviendo el representante David Barguil, que inició bien este debate pero después se fue desdibujando.

Según Electricaribe, en 2014 pagó $2,6 billones de los $3,7 recaudados. Considera que su negocio no es bueno porque, supuestamente, el 70% de lo facturado se va en pagos de generación (G) y transmisión (T). Observen en sus facturas, a mano izquierda, los valores de los componentes del kilovatio/hora y sumen los correspondientes a G y T; luego dividan esa suma entre el total del costo unitario (CU) y verán que la proporción es del 50% o menos. ¿A dónde van los 20 puntos restantes? A otro perro con ese hueso.

Para colmo, la anunciada inversión de $4 billones saldrá de nosotros, vía tarifa. Le mejoraremos el negocio a Electricaribe para que incremente su rentabilidad. En la próxima columna hablaremos de la ‘desviación significativa’, una perlita de la Creg que los va a espantar.

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