El ministro de salud, Fernando Ruiz, un veterano médico de 81 años que me parece lleva el pelo mejor teñido del país, me simpatiza no solo por su trabajo y su afable sencillez, sino porque ha dicho en una entrevista en el diario El Tiempo que no ve necesario reeditar las cuarentenas que vivió el país varios meses dado que algunas ciudades registran altos niveles de seroprevalencia, es decir, de contagio masivo.
Estoy de acuerdo con el ministro. A estas alturas del partido pandémico no solo se me antojan inútiles los encierros, sino también el toque de queda y el pico y cédula. En el caso de Barranquilla, por ejemplo, no tienen sentido si ya se contagió el 55% de la población y si el 45% restante está infectándose. Imparablemente, la palabra preferida del alcalde Jaime Pumarejo, la ciudad va camino a la inmunidad comunitaria y con esa formidable carga de anticuerpos aguardaremos la vacunación gradual anunciada por el gobierno nacional.
El senador Armando Benedetti dice que la mayoría de contagios y muertes ha ocurrido en los estratos populares. Pues claro, senador, estos estratos predominan, son los que se aglomeran más (empezando porque se transportan en bus) y viven en casas pequeñas. Los ricos y privilegiados como usted, espero no ofenderle con esto, viven en confortables mansiones, viajan en refrigeradas camionetas de alta gama y suelen disponer de cabañas frente al mar o de casas de campo. No obstante, también les ha dado, como a usted, y algunos han muerto porque el virus no respeta pinta. Ni estrato. No es bueno hacer populismo petrista con esto, senador.
A propósito de la vacuna, hago una glosa que me parece pertinente. El gobierno dice haber negociado 40 millones de dosis, pero solo 10 millones son de Pfizer, que es la vacuna alemana de BioNTech y la más segura. Como son dos dosis significa que la vacuna Pfizer cubrirá unos 5 millones, aproximadamente el 10% de la población colombiana. Otros 10 millones de dosis son de AstraZeneca, pero su vacuna está en proceso de ensayos clínicos para perfeccionarla. Detrás de la buena noticia del gobierno se embosca esta realidad.
La rusa, llamada Sputnik-V, que Colombia no ha adquirido, es inefectiva para los de 60 años en adelante, el grupo etario más vulnerable. A Putin, con 68 años, por ejemplo, no le sirve. Parece que países como Argentina se ‘enhuesaron’ con su adquisición. Chile, en cambio, hizo una oportuna negociación con Pfizer y probablemente será en Suramérica el país modelo en vacunación.
Por último, llama la atención que esta pandemia comenzó en Oriente, en la República Popular China, pero se propaló mortíferamente en Occidente. Ya los chinos llevan una vida normal. Sus restaurantes, bares y discotecas funcionan y la gente no porta el tapabocas. ¿Cómo hicieron? Buena pregunta para el hermético Partido Comunista que gobierna la segunda potencia del mundo.
@HoracioBrieva