Cómo se debe rendir cuentas

Por : Horacio Brieva M.

El miércoles 25 de febrero, la alcaldesa Elsa Noguera realizó su última ceremonia de rendición de cuentas y fue lo mismo que se ha venido haciendo en los últimos años, pese a que algunos voceros de organizaciones sociales hemos sugerido otra cosa. La alcaldesa es muy inteligente, es un ejemplo de mujer líder, ha sido capaz de superar sus limitaciones físicas, es una gerente eficaz, y ha promovido con acierto la imagen de la ciudad. Sin embargo, en democracia participativa no me arriesgaría a darle una meritoria calificación. Es el único reconocimiento que no puedo hacerle en el mes de la mujer.

Cuando hubo oportunidades de diálogo le presentamos a la Administración Distrital las recomendaciones metodológicas que podían permitir una rendición más participativa. Pero se ha insistido en un formato que no anima la crítica y la deliberación. Recoger unas preguntas que luego son respondidas por Internet no es suficiente.

No tiene nada de democrático recortarle a la rendición de cuentas todas sus posibilidades participativas. Rocío Mendoza, la directora de Barranquilla Cómo Vamos, ha dicho certeramente: “La rendición de cuentas no debilita a los gobiernos; por el contrario, los fortalece y construye confianza”. Y construir confianza garantiza mayor disposición de la ciudadanía a creer en el gobierno, a apoyar sus obras y sus palabras, y a asumir con más ganas sus obligaciones tributarias, lo cual es muy importante.

La rendición de cuentas tiene que ser un ejercicio bien programado –tal vez de varias semanas–, que facilite la evaluación de las distintas áreas de la Administración, sobre todo de las más críticas, y exige auditorios sectoriales reforzados con voces expertas que contribuyan a optimizar la interlocución. La compleja gestión de un gobierno como el de Barranquilla es imposible evaluarla en un evento de tres o cuatro horas.

Ayudaría mucho que los futuros gobiernos de la ciudad tuvieran una actitud mejor para captar las señales de la percepción ciudadana: todas las encuestas que se han hecho hasta hoy han mostrado, por ejemplo, que los barranquilleros piensan que la corrupción es muy alta. ¡Eso es gravísimo! Y esa percepción –estoy convencido– sólo comenzará a disminuir cuando el Gobierno Distrital adopte la rendición de cuentas como un esencial estandarte democrático de la deliberación pública y la construcción de confianza. Bien lo dice el Manual Único de Rendición de Cuentas: este ejercicio no puede limitarse a informar; también los gobiernos tienen que explicar y justificar lo que hacen.

Una rendición de cuentas con todos los juguetes democráticos implicaría, por tanto, acoger las múltiples formas de diálogo entre autoridades y ciudadanos que recomienda este Manual: foros, ferias de la transparencia, audiencias públicas participativas, grupos focales, reuniones zonales, mesas de trabajo temáticas, asambleas comunitarias, entrevistas con actores específicos, y, por supuesto, el uso –en tiempo real– de tecnologías como el chat, los foros virtuales, los video streaming, las redes sociales y las aplicaciones móviles.

@HoracioBrieva

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